Quédate conmigo

Otra de mis ficciones para rellenar espacio en mi blog, escrita en uno de mis momentos creativos y de delirio total. Espero sea de su agrado. ^^

"Quédate conmigo" por Kurookami-san

Aburrido y sin ganas de nada, revisando las redes sociales, actualizando una y otra y otra vez sin encontrarse con nada más que lo mismo; la luz de la pantalla de la computadora que ilumina tenuemente al usuario de la misma en la oscuridad de la habitación ordinaria, revelando la cara de un adolescente con mirada cansada y perdida, un sábado cualquiera para alguien que no le agrada salir a bailar.

 Una sinfonía de ritmos potentes y agresivos ambienta la oscura y solitaria vivienda. Sus padres habían salido hacía apenas unas horas. Apenas pasada la medianoche, el cansancio le vencía. Apagó el monitor y se recostó en penumbras sobre la cama, al son de una reconocida canción de Metallica.

 El tiempo pasaba lentamente, la música había cesado, en la oscuridad el centelleo de una luz en el techo atraía la atención y entorpecía las sombras. Una voz parecía escucharse a lo lejos, pero se perdía entre los ruidos del ordenador.

El trastornado silencio de ciudad, agudizaba los sonidos a tal punto que los ventiladores del procesador resonaban como turbinas. Súbitamente un centello rojo intenso inundó el cuarto y un grito apagado inquietó al muchacho, por lo que saltó de la cama y se acercó a la fuente del mismo. Un mensaje de error incomprensible se revelaba en la pantalla. Con un suspiro tomó calma, entró en razón, apagó el equipo y se arrojó boca abajo en la cama; levantó la vista para apreciar la oscuridad y se encontró nuevamente con la roja luminiscencia que envolvía su cuarto. Se precipitó hacia la pantalla sin comprender lo que acontecía. Nuevamente el mensaje se manifestaba, pero otro contenido disponía, “No me abandones.”, ponía. Sin pensarlo dos veces, lo cerró de un sólo golpe a la tecla de Escape, y otro mensaje se manifestó; “No trates de escapar. No te lo permitiré.”; atemorizado por lo ocurrido, desenchufó el equipo y se apresuró a ciegas al baño. Y arrojándose agua helada a la cara, se percató de lo trastornado que estaba, que sólo era un simple virus de computadora y no podía hacerle nada.

Riéndose de sí mismo por lo que acababa de hacer, fue a la cocina por un poco de café y volvió a su cuarto. Abrió la puerta y la iluminación rojiza se difundió por el pasillo, la taza que llevaba se le resbaló de las manos destrozándose al impactar con el suelo, con la mirada fija en el monitor de la computadora, su corazón estaba acelerado y él sin poder efectuar movimiento alguno.

Una voz zumbaba por debajo, “Quédate conmigo. No me abandones”. La oscuridad y el silencio iban poseyendo el lugar lentamente.

El crepúsculo matutino llegó con los padres somnolientos, la madre, en silencio, hizo a un lado los residuos de café y fragmentos de cerámica que aún permanecían en el suelo, entró en el cuarto de su hijo y apagó la computadora, sin advertir la presencia de un mensaje en la pantalla que decía:
“Él está conmigo. Siempre estuvo conmigo y siempre lo estará.”